Por mucho tiempo se pensó que lo más relevante de la labor educativa era un efectivo traspaso del conocimiento lo que le dio esa característica dogmática a nuestra enseñanza, esto quiere decir que el maestro o profesor era quien tenía la verdad absoluta de lo que planteaba en el aula a sus alumnos bloqueando así toda indagación e inquietud del alumno por conocer aún más; también se limitó a entregar el verdadero significado de la educación y es aquí donde plantearé mi postura.
Pienso que la educación está conciente de su carencia formadora. Se está enfrentando a situaciones cada vez más complejas o difíciles de resolver y es precisamente por la falta de valores que carecen nuestros alumnos y docentes, y no basta con justificarnos en decir que la “educación comienza por casa”, si bien esto es cierto, no podemos quedar de brazos cruzados y esperar que el mundo se arregle.... ”todos piden por un mundo mejor, pero nadie se preocupa de hacerlo”
En nuestro mundo se busca ser una buena persona, quizás un idealismo poco comprendido por nosotros ...al escuchar temas como la libertad, la igualdad, la vida, la paz, solidaridad, tolerancia y responsabilidad, algunos conceptos no sólo incomprendidos sino también errados carentes del verdadero sentido ético, si bien tenemos la libertad de obrar no somos capaces de tomarnos esa libertad para obrar correctamente, y apunto a esto precisamente por que la educación y la familia son vital en el desarrollo ético de la persona, somos la base, si no entregamos los valores necesarios a lo largo de su vida estudiantil ...¿cómo pretendemos que en el futuro las decisiones y el actuar de las persona sea la correcta?
Muchas veces como docentes carecemos de esa “visión de futuro” en nuestros alumnos, lo vemos como una persona “presente” con un futuro incierto, no vemos más allá del objetivo propio “Si mi trabajo está bien hecho, el alumno aprende ¿cómo aprende? ...se ve reflejado en su rendimiento” o bien planteamos nuestro propio proyecto de vida sobre el de ellos “entrar a la universidad” “ser un profesional” y no nos hemos preguntado si a lo mejor el proyecto de vida de un alumno es “formar una familia”, “ser una buena madre, ser un buen padre” o bien ese alumno se convertirá en un líder entre su grupo de pares.... Es este tipo de visión el que tenemos que tener presente como educadores, el entregar valores para formar personas de bien y ellos a su vez entreguen valores a su entorno, no sólo esperar que actúen cuando sean mayores sino a lo largo de la vida y dar esa instancia para que ellos puedan tener la libertad de escoger y reconocer un valor.
Sólo nos hace falta un cambio de mentalidad, educadores comprometidos y por supuesto ver más allá en nuestros alumnos, ver alumnos con futuro “no el mío, sino el de ellos”.
Pienso que la educación está conciente de su carencia formadora. Se está enfrentando a situaciones cada vez más complejas o difíciles de resolver y es precisamente por la falta de valores que carecen nuestros alumnos y docentes, y no basta con justificarnos en decir que la “educación comienza por casa”, si bien esto es cierto, no podemos quedar de brazos cruzados y esperar que el mundo se arregle.... ”todos piden por un mundo mejor, pero nadie se preocupa de hacerlo”
En nuestro mundo se busca ser una buena persona, quizás un idealismo poco comprendido por nosotros ...al escuchar temas como la libertad, la igualdad, la vida, la paz, solidaridad, tolerancia y responsabilidad, algunos conceptos no sólo incomprendidos sino también errados carentes del verdadero sentido ético, si bien tenemos la libertad de obrar no somos capaces de tomarnos esa libertad para obrar correctamente, y apunto a esto precisamente por que la educación y la familia son vital en el desarrollo ético de la persona, somos la base, si no entregamos los valores necesarios a lo largo de su vida estudiantil ...¿cómo pretendemos que en el futuro las decisiones y el actuar de las persona sea la correcta?
Muchas veces como docentes carecemos de esa “visión de futuro” en nuestros alumnos, lo vemos como una persona “presente” con un futuro incierto, no vemos más allá del objetivo propio “Si mi trabajo está bien hecho, el alumno aprende ¿cómo aprende? ...se ve reflejado en su rendimiento” o bien planteamos nuestro propio proyecto de vida sobre el de ellos “entrar a la universidad” “ser un profesional” y no nos hemos preguntado si a lo mejor el proyecto de vida de un alumno es “formar una familia”, “ser una buena madre, ser un buen padre” o bien ese alumno se convertirá en un líder entre su grupo de pares.... Es este tipo de visión el que tenemos que tener presente como educadores, el entregar valores para formar personas de bien y ellos a su vez entreguen valores a su entorno, no sólo esperar que actúen cuando sean mayores sino a lo largo de la vida y dar esa instancia para que ellos puedan tener la libertad de escoger y reconocer un valor.
Sólo nos hace falta un cambio de mentalidad, educadores comprometidos y por supuesto ver más allá en nuestros alumnos, ver alumnos con futuro “no el mío, sino el de ellos”.
No hay comentarios:
Publicar un comentario